domingo, 4 de septiembre de 2011

Mis recetas y yo

cellorigoMi infancia son recuerdos de vacaciones interminables en Cellorigo, un pueblo de la Rioja, donde uno de mis recuerdos mejor anclados es la imagen de mi abuela, una persona mayor, enjuta y vestida de negro, con la espalda doblada por el duro trabajo en el campo, arrimando los caparrones o las patatas a la lumbre y hablo bien de lumbre pues era una chimenea abierta donde se hacían con leña y parsimonia aquellos productos tan básicos. Es una pena que no recuerde en absoluto el sabor o el olor de aquellos platos.

Así mismo mi madre como todas las amas de casa de su generación cocinaba y a mi madre no se le daba mal. Quizás por ser solamente dos hermanos en casa se comían cosas “más elaboradas" de las que se comían en casa de mis amigos pues todos tenían seis hermanos más y claro los menús de sus madres se basaban en comidas tradicionales de puchero y cuchara.

Supongo que a base de ver a mi alrededor personas enredando en la cocina me empezó a interesar y sobre los 16 ya me leía las recetas que venían en los periódicos e intentaba hacer algunas. Al ver que las cosas salían razonablemente bien supongo que me fui animando pues me permitía probar nuevos sabores al tiempo que nacía quizás la más importante de mis aficiones y que ha durado hasta ahora. Para mi, meterme en la cocina es una forma de relajarme, de evadirme, de hacer algo (o al menos intentarlo) que hace feliz a mi mujer, a mis hijas, o a mis invitados. No tiene valor material la satisfacción inmensa que me produce oír frases como la que nos dijo Zarah, una amiga de Lucia “Es que cuando venimos a casa de Lucia es como ir a un restaurante”.

No obstante no soy cocinero, no tengo talento quizás vaya mejorando la técnica con los años y como tiempo y cariño no me importa poner mucho las cosas van saliendo. Ser cocinero  (la hostelería en general) es una profesión muy dura donde solo unos pocos alcanzan fama y reconocimiento… los demás trabajan en condiciones poco envidiables y en horarios que son los horarios que los demás utilizamos para divertirnos o relajarnos, así que no soy cocinero, solo un “cata ollas” como decía mi abuelo.

El porque del blog lo he contado ya en numerosas ocasiones pero quizás nunca lo haya puesto por escrito. Hace unos ocho años empecé a escribir lo que hacia, dado que nunca (casi) hago recetas idénticas a las que leo, así que empecé a escribirlas en el ordenador para acordarme pasados los meses y además era muy cómodo ya que cuando alguien venia a casa y pedía la receta, bastaba imprimirla Pulgar hacia arriba.

Sucedió que un buen día mi ordenador se rompió y con el todo mi trabajo se evaporó de forma irrecuperable, así que pensando decidí comenzar a escribir en internet y que fuera Google el que se ocupara de las copias de seguridad de mis documentos y por ahora ha funcionado!!!. Nunca pensé que me leyera nadie y no creo que mis recetas tengan mucho interés a pesar de las amables palabras de mi doctora Remedios Más.

Ahora ha llegado el momento de dar un giro, mi hija va a estudiar fuera y hemos decidido poner a su disposición este legado, un testamento intangible Sarcástico no únicamente con mis recetas, si no con las recetas de la familia, recetas que hemos disfrutado juntos, que quizás tome el testigo de repetir alguna para sus amigos y quien sabe, puede ser que algún día de morriña lea el blog y le traiga a la cabeza los recuerdos de los estupendos días vividos.

Señoras y señores una nueva etapa se inicia en este blog en cuanto a recetas se refiere.

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