miércoles, 9 de abril de 2008

La Ermita 8/10

Situado en la plaza de toros de Granada, tras un buen paseo llegamos al lugar. El sitio esta construido bajo los soportales de acceso a la plaza de toros en lo que podría haber sido la capilla de la plaza. Cuando entras es muy bonito, techos altísimos de ladrillo visto, barnizados y brillantes, un par de cabezas de toro en las paredes y todo con una aire taurino que no es cargante. A la entrada una especie de mesas montadas sobre barriles de vino, una barra en forma de U y un montón más de mesas convencionales para tapear. Camareros a discreción y todos muy amables y serviciales. Nos pedimos unas manzanillas (vino) y nos pusieron como tapa una especie de coca de bonito, abundante y rica. Llegaron Birute y Pepe y se pidieron sendas cervezas... cuando las acabamos pasamos al comedor en la parte de arriba y todo era igualmente bonito y lujoso: techos altos, decoración clásica con maderas, luz tenue pero suficiente, mesas muy amplias y separadas de los demás lo suficiente como para poder mantener la intimidad de la conversación si se precisa, butacas (que no sillas) amplias y cómodas, mantelería de gran calidad, es decir todo cuidado con mimo y detalle... Cuando te dan la carta te das cuenta que todo eso lo vas a pagar en la comida, pero supones que lo que estará dentro del plato estará asimismo a la altura de las circunstancias.

No teníamos mucha hambre (la comida del aeropuerto fue buena) así que no pedimos demasiadas cosas.

Entradas.
  • Berenjenas con miel. Parece ser que es un plato típico de la zona que se realiza con miel de caña, yo nunca lo había probado y la verdad es que me gustaron mucho, un sabor muy especial. Decir que estaban buenas por que hasta Lucia e Isabel las probaron y confirmaron mi opinión y ya se sabe que los jóvenes no tienen un especial debilidad por la verduras.
  • Foi-gras. Plato que ya no falta en ningún restaurante, con copete o sin el. Estaba también muy bueno.

Principal.
  • Chuletón de buey. Lo sirven sobre una plancha muy caliente y el chuletón viene marcado y cortado desde cocina, es la moda. A mi me gusta más que le chuletón se sirva en su punto de cocción y de sal y yo solo tenga que comer, no cocinar.... se forma una humareda bastante importante pero con esos techos tan altos la verdad es que no se aprecia. No soy yo de pedir platos "básicos" en sitios de cocina tan elaborada pero mi estómago no resistía más. En cualquier caso buena calidad de carne sin llegar a ser la de los grandes "santuarios" del buey.
  • Manitas de cerdo. Servidas con una especie de bechamel y almendras picadas. Las probé y me parecieron también muy buenas pero al mismo tiempo demasiado consistentes. A Ana le gustaron aunque no pudo acabar con el plato.
  • Magret de pato. Fue lo elegido por Biruté, no pude probarlo pero dijo que estaba muy bueno (no era la primera vez que lo comía allí) y haciendo gala de su buen apetito acabo con todo. Bravo!!!.
  • Lucia e Isabel compartieron un "secreto de cerdo ibérico", se lo comieron todo si bien hay que decir que un plato para las dos no es mucho, pero asimismo dijeron que estaba muy rico.

Postres
No pudimos con gran cosa así que pedimos únicamente dos raciones de piononos para compartir, un postre típico de la zona y que francamente me pareció exquisito. La ración bastante escasa pero desde luego fue lo justo para completar la cena en nuestro caso.

El vino un Izadi crianza, precio razonable para el local, servido a la temperatura correcta y en una cristalería correcta. Lo que se debe esperar de un sitio así.

En resumen, un sitio que no es económico (hay que contar 50 euros por barba) pero muy bonito y con muy buena cocina

Calidad: 8.5; Relación calidad/precio: 8

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