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Bueno pues este es un restaurante báltico (Lituania, Letonia y Estonia) en el que Biruté se encargo de preparar una cena para varios compañeros de trabajo. Al final nos juntamos 13 personas de 7 nacionalidades distintas, toda una riqueza cultural.
Empezamos con unas cervezas lituanas mientras llegaban todos los comensales, estaba buena pero para mi no era nada extraordinario, pero ya todos sabéis que no soy muy cervecero. Aun así, una curiosidad que merece la pena probar.
Seguimos con el pan de ajo que esta muy bueno (en general, yo ya lo había probado antes) pero el que nos sirvieron estaba un poco quemado, francamente creo que no deben servir cosas así, es solo pan y hacer un par de tandas más tiene un coste casi marginal y la diferencia entre quedar bien y mal es enorme.
Siguieron con una especie de carrusel de ensaladas (ensaladilla rusa, de arenque con remolacha, …) muy bien presentado, de un colorido hermoso y francamente todas muy buenas. Incluso me gustó la de arenque y eso que entre el arenque y yo no hay una relación personal muy estrecha.
A continuación una serie de embutidos y queso, buenos, todos con el patrón común de estar ahumados, curiosos para probar pues no tenemos la costumbre de esos productos pero para mi destacó por encima del resto el queso. Es un queso de un amarillo oscuro (champán viejo) que es como un rulo y que sirven cortado en rodajas. Recuerda un poco por lo toques ahumados al Idiazabal pero solo lo recuerda, es distinto pero esta muy bueno.Luego vinieron una especie de tortitas de patata y que se llaman “bulviniai blynai” en lituano, acompañadas de una nata agria con el omnipresente eneldo. La verdad es que jugosas y sabrosas, me gustaron mucho, era una cosa nueva para mí.
Otro plato fue “Balandeliai” (en lituano) que son albóndigas de carne picada con arroz y envueltas en hojas de col, con una salsa de nata y tomate. Bueno el plato y diferente aunque quizás no al gusto de todos.
Acabamos con unos pinchos de carne de cerdo, por lo visto muy típicos allí para barbacoas que se llaman “Shashliki”. Son unas brochetas de carne enormes, servidas con dos salsas y arroz blanco. Me sorprendió mucho que fuera carne de cerdo, su color, su textura, hacían pensar en carne de vaca pero parece ser que es cerdo que tienen marinando bastantes días antes de hacerlo a la barbacoa.
Todo se regó con cerveza y vino abundante y los cafés, al final 28 euros por persona.
Lo mejor:
- Disponer de una "rareza" como esta en Alicante
- Una carta variada (no todo es de los países bálticos) y a precios que me parecieron muy razonables.
- La simpatía de la chica que nos atendió.
Lo peor:
- No se puede tener un restaurante en Alicante sin aire acondicionado en el siglo XXI.
- Lentitud en el servicio entre plato y plato.
- El pan de ajo (que estaba quemado).
En resumen, que me quedo con ganas de ir de nuevo, esta vez en "petit comite", cuando los calores del estío se relajen.
Calidad: 6.5; Relación calidad/precio: 7
Gracias a Biruté por las correcciones aportadas en este comentario.
Ciertamente viene estupendamente bien que se abran restaurantes "diferentes" en Alicante, ya que de italianos, franceses, nouvelle cuisine y arrocerías estamos servidos. Echo de menos sabores más exóticos, distintos...
ResponderEliminarMe encanta el arenque y los ahumados. Será por mi ascendencia centro europea :-)
Lo del aire acondicionado es un "defecto" de muchos locales llevados por nórdicos...El otro día en una tienda rusa , si no fuera por mi entusiasmo de poder "conversar" en dicho idioma, me hubiera ido corriendo por el calor sofocante. Yo creo que ellos no pasan calor...